Shanghai, una ciudad submarina

El skyline de Shanghai pronto tendrá una nueva sombra. La que proyectará la Shanghau Tower, un edificio asimétrico que muchos comparan con la antorcha de los Juegos Oliímpicos de Beijing. Su fachada, a diferencia de la del resto de edificios que estarán a su alrededor como la Jin Mao Tower o el Shanghai Financial Center, posee una original fachada que no será simétrica. Será una ciudad en vertical con características propias que la hacen introducirse dentro de los denominados rascacielos sostenibles.

La nueva torre, superará en altura a todos los
edificios de Shanghai y el segundo más alto del mundo.
Fuente: Arquigráfico.com

Las obras subterráneas que se han llevado a cabo son las mayores que se han realizado en la ciudad para la construcción de un rascacielos. La razón no es otra que el continuo hundimiento del suelo que se está produciendo en el distrito de Pudong, donde se concentran todos los grandes rascacielos. Según los expertos, la zona financiera de Pudong se hunde cada año entre 1,5 y 2 centímetros, un hecho que se detectó hace ya 25 años cuando el hundimiento del suelo era sustancialmente menor.

Hasta hace poco, los habitantes de la ciudad celebraban la incorporación de un nuevo edificio a su skyline, sin embargo, la construcción de la Shanghai Tower está despertando la cautela de los shanghaineses. El hundimiento del suelo que podría destruir la zona más cercana a la orilla del río y destruir una de las enseñas del progreso chino se suma al calentamiento que la construcción de megalómanos proyectos en la ciudad está haciendo aumentar la temperatura de ésta, aumentado cada año, la ya de por sí alta temperatura de la zona en verano.

Los vecinos han comenzado a rebelarse y muchos se niegan a abandonar sus casas para dejar paso a gigantescos edificios de oficinas o faraónicos centros comerciales. Parece que, por fin, el cambio climático está empezando a preocupar a los habitantes de ciudades tan grandes. Tarde o temprano la negativa de los ciudadanos al avance sin cuartel de los rascacielos que planea construir el gobierno se verá frenado por la voz de la razón. Sólo esperemos que no sea demasiado tarde, cuando Shanghai se haya convertido en la primera ciudad submarina.